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jueves, 2 de octubre de 2014

El libro ocioso de 31 Minutos

Autor: Andrés Sanhueza
Editorial: Hueders-Aplaplac
Año: 2014

No logré detectar específicamente cuándo comienzan a aparecer los libros de actividades o libros que se pueden intervenir en la historia del libro, pero mi mamá en los años 60 ya accedía a ellos de niña: coloreables, recortables, libros para vestir muñecas de papel, entre otros. Yo misma me deleité con ellos y era obligación que, al caer enferma en cama por unos días, me debían comprar libros para pintar, porque así "se mataba el tiempo", tal como argumentan Bodoque y Huachimingo con respecto a esta nueva edición literaria del universo del programa de tv 31 Minutos.


En Buenos Aires me quedé pasmada con el libro de actividades de Liniers y sus personajes, Mamarracho, ya que trasgredía todos los límites de los clásicos libros de actividades que uno encuentra en librerías: no obligaba a pintar dentro de las líneas, a recortar por la línea punteada, a seguir las instrucciones. Por el contrario, instaba a sus usuarios a crear, crear y crear, con pequeños pies forzados o tips. Y todo tipo de creaciones, no solo pintar, también escribir, hacer las propias historietas, entre otras curiosidades.

En la mismita línea aparece este fantástico libro de actividades de 31 Minutos de la mano de Andrés Sanhueza, quien vuelve a demostrarnos su atiborrado diógenes mental de la serie luego de publicar El libro gordo de 31 Minutos por la misma Hueders el 2012.

Siguiendo una simple historia que tiene a Juanín como protagonista, los usuarios del libro (¿es válida esta definición?) de la edad que sea, puede intervenir y jugar, pintar, recortar, escribir y un cuanto hay sin mayores obligaciones. Pueden hacerlo en el sentido de la historia, desde el principio, o abrir una página al azar. Eso sí, lo recomiendo para lectores o en vías de serlo, porque se disfruta más interactuando con los textos. Notable el detalle de las ilustraciones, me encantó que los dibujos de los personajes fueran tal como si los hiciera un niño o un adulto que no sabe dibujarlos, esto los hace cercanos, amigables e invita a la espontaneidad.


Como no todo en la vida se trata de libros literarios estáticos, afortunadamente, y a pocos días del estreno de una nueva temporada de la serie, quienes crecimos con ella (aunque hayamos sido unos veinteañeros cuando vimos la primera temporada) contamos con este maravilloso ejemplar para usar, regalar o simplemente coleccionar entre El libro verde, El libro rojo, Montaña Bazofia, El libro gordo de 31 Minutos y Mburu.

Nota aparte merece la editorial Hueders por traernos libros tan fantásticos. En este mismo blog ya habíamos comentado Rino y Pajarito y esperamos pronto ir por Mira tú. Guía para perderse en Chile, también en sociedad con Aplaplac.




¿Dónde encontrarlo?
En todos lados

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